De estrellas olvidadas a amigos para siempre

 

by Fran Estévez @FranOmega

 

140521-amigosLe dimos las señas al taxista, Estadio Vicente Calderón, el partido comienza en dos horas cortas, usted verá y, torciendo el gesto muy ufano, hizo constar que él era de ese otro equipo de la capital, de toda la vida, que a ver si ganábamos la Liga en lugar de los otros, que blablablá pero, al rato, sonriendo irónicamente, le dije que bueno, que vale, pero que fuese con cuidado, que llevábamos a una gloria bendita rojiblanca.

Me miró el taxista, echó un vistazo después al retrovisor y, al reconocer al legendario ocupante, comenzó a lanzar exclamaciones y, tras recuperar medianamente la compostura, cuando enfilábamos Sagasta ya recordaba los muchísimos amigos atléticos que tiene, a mitad de tramo de Princesa nos contaba que ojalá pudiese ir a Lisboa, mejor en el lado rojiblanco que es más divertido, a la altura de la Ronda de Toledo afirmaba categóricamente que no le importaría nada que el Atleti lo ganara todo y, cuando giraba para incorporarse a Pontones, le pidió a nuestro héroe que si podría hacerse una foto con él, a lo que se precipitó nada más llegar al destino, incluso antes de cobrarnos el viaje. ¡Gracias!, ¡Muchas gracias!, ¡ya verás cuando se la enseñe a mi mujer, que es muy, muy del Atleti!, ¡ojalá ganéis!

Y al marcharse el chófer, entusiasta sobrevenido, don Rubén Panadero Díaz, con sonrisa socarrona, remató: “¿Viste como le funciona la marcha atrás al tipo? ¡Empezó siendo madridista y, si seguimos una cuadra más, se hace abonado del Atleti!”.

Así comenzó una semana de leyenda para Los 50, en la que todos hemos descubierto que en realidad, mucho presumir, pero éramos unos atléticos de andar por casa.

Presumíamos de ser muy atléticos, pero no sabíamos que don Alberto Fernández -11 años, 5 títulos, 280 partidos con la rojiblanca sólo en Liga- te habla desde el principio como si te conociera de toda la vida, con un profundo y alegre acento asturiano que te hace olvidar, en menos de tres minutos, que habías ido a la cita en la estación poco menos que muerto de vergüenza.

Éramos atléticos desde siempre, pero no nos imaginábamos que íbamos a recibir un mensaje en el móvil, en el que Gárate, don José Eulogio -11 años, 6 títulos y 3 pichichis, 241 partidos y 110 goles con la rojiblanca sólo en Liga-, preguntaba con impaciencia que cuando llegaba Alberto, ni que éste, mientras se anudaba la bufanda rojiblanca que llevé para las primeras fotos -aunque ya no se la quitaría en el resto de la semana-  nos hablaba de la ilusión que le hacía reencontrarse con sus compañeros “es que nosotros éramos buenos, sí, pero sobre todo nos llevábamos muy bien” y estaba a punto de reeditar sobre la marcha, como si 1974 hubiese sido ayer, su histórico tándem de química pura con don Javier Irureta -8 años, 4 títulos, 208 partidos con la rojiblanca sólo en Liga- que, como si fueras su amigo de siempre, mientras te cuenta un partido que jugaron décadas atrás, te agarra del brazo, gesticula y mira con el rabillo del ojo a Eusebio, que sonríe mientras se recuerda cierto penalti fallado, en la Final de Copa del 75.

Muy atléticos éramos, sí, pero sin saber que don Eusebio Bejarano -12 años, 7 títulos, 222 partidos con la rojiblanca sólo en Liga- es probablemente la persona más amable, agradecida, sonriente y atenta, que uno haya conocido en su vida.

Hasta que tiramos de nosotros mismos, para dejarles solos, varios de Los 50 nos vimos en medio de una tertulia que jamás nos habíamos atrevido a soñar, en los aledaños del hotel y entre abrazos de reencuentro, mientras a Alberto, Irureta y Eusebio, se les unían Quique y Benegas, bajaban de sus habitaciones Ayala y Panadero, llegaba Pacheco, algo más tarde Leal…

Al día siguiente, junto a Paco Grandes y su estupendo equipo de RTVE – Conexión Vintage, felices y motivados todos ellos como cualquiera de nosotros, pisamos el césped del Vicente Calderón, nuestra casa, besamos la Copa Intercontinental, formamos en alineación imposible y vimos llorar a Adelardo, don Adelardo Rodríguez -probablemente insuperable en sus 17 años, 10 títulos, 401 partidos con la rojiblanca sólo en Liga y presencia destacada en dos Mundiales- quien se apartó de nuestro grupo durante un momento, en el que expresó en una esquina, toda su emoción y alegría.

Se hizo corto el camino hacia Alovera, sede de Mahou, nuestro patrocinador, ya amigos para siempre. Tuvimos la enorme fortuna de recibir tratamiento VIP por su parte, como si nos lo mereciésemos tanto como nuestros ilustres homenajeados, en su espectacular fábrica.

Don José Armando Ufarte -10 años, 5 títulos, 247 partidos con la rojiblanca sólo en Liga- capitaneaba, con Alberto y Rodri, una especie de “puesta a punto” de la trayectoria como técnico de Jabo Irureta, quien aguantaba pacientemente mientras quien fuera su segundo, Paco Melo, se hacía el distraído mirando por la ventanilla; Eugenio Leal nos pedía por favor, por favor, que no le preguntáramos nunca más por su venda e incluso, quien esto escribe, tuvo el honor de estar a punto de ser derribado por don Iselín Santos Ovejero, en falta/tropezón claramente involuntaria, cuando me acercaba a saludar a Reina para contarle, toda una vida esperando para hacerlo, pónganse en mi lugar, que cuando yo era pequeño y jugaba de portero en mi barrio, me gané el glorioso apodo de “Fran Reina”.

Y es que don Miguel Reina Santos -7 años, 3 títulos, 155 partidos con la verde sólo en Liga- siempre fue mi ídolo. Quise ser Gárate, como tantos, pero fracasé claramente en el intento y me dediqué a ese maravilloso mundo de las estiradas, las salidas y los despejes de puño, con guante de lana, en el que Reina siempre fue… el Rey. Incluso me animé a confesarle cuánto deseé de niño, que se hubiese apellidado López, por ejemplo, puestos a ser apodado, mientras él insistía en pedir la joya de Mahou, una Alhambra 1925 –a la que por supuesto, ya me he hecho adicto- de botella (¿podría ser de otro color?) inconfundiblemente verde.

Presumo de ser atlético desde que recuerdo, y de Reina, y de Gárate, y de todo este grupo que alumbró la entrada de tantos de nosotros en el mundo de la pasión rojiblanca; pero no tenía ni idea. Si tantas veces sucede que revisas una película que viste años antes, conservas idealizada en tu memoria y se te cae por completo; con los jugadores del Club Atlético de Madrid del 74 sucede justo lo contrario: ya era excelente la imagen que proyectaban, y ya eran nuestros ídolos antes, pero aquello no tiene nada que ver con lo que significan ahora. Ya no son nuestros fetiches. Son nuestros amigos.

En la semana en que Los 50 celebramos el Homenaje al Atleti de 1974, el Atleti de 2014 se ha proclamado Campeón de Liga y se prepara para disputar la siguiente Final de la Copa de Europa. Somos muy afortunados. Nos está quedando la cosa de diseño, a los atléticos.