At. Madrid 2 – Valencia 0

El partido comenzó muy frío. Como la noche. El lamentable horario empleado con los especuladores que están llevando la competición de la Copa del Rey a una muerte prematura, hacía que el aspecto del estadio no se correspondiese con la ocasión. El Atleti salió como el propio ambiente y aunque aparecía más o menos bien colocado en el campo y no sufrió en exceso durante los primeros 45 minutos, no se parecía mucho a esa máquina que habíamos visto en el mismo sitio apenas tres días antes. Daba incluso la sensación de que la Copa no inspiraba la misma motivación que otros años. No sé, esa era la sensación. Enfrente un Valencia bien colocado también, pero al que no se le veía con la misma intensidad feroz con la que saltó a Mestalla la semana pasada. Sin ir descaradamente a por el partido y como esperando a ver qué pasaba. En el campo colchonero estaba el principito Sosa, recién llegado de Ucrania, que nos ofreció una actuación bastante decepcionante. Lento, apático, perdido y muy desafortunado (incapaz incluso de sacar un córner bien, algo que aseguro que sabe hacer perfectamente porque lo he visto). Es evidente que está fuera de forma y que es injusto valorarlo por un simple partido pero se me antoja que su debut fue algo precipitado. La primera parte trascurrió así, con dominio ficticio del Valencia (ficticio porque no tiró una vez a puerta salvo un tiro de Bernat, creo) y pequeños arañazos de los colchoneros, casi siempre a balón parado.
La segunda parte no cambió mucho el panorama hasta que a los 5 minutos Guaita sacó la mano a un tiro bombeado de Gabi por encima del larguero. No he visto la repetición pero a mí en el campo me pareció córner. Al árbitro también. A los jugadores del Valencia, al línea y a Pizzi no. Una jugada entre un millón que en la mayoría de ocasiones pasa sin pena ni gloria. El problema es que después Gabi lo sacó, Guaita volvió a cantar y Godin hizo el 1-0. Saquen ustedes sus conclusiones. El gol sí que sirvió como modificador de los elementos. El Valencia dejó esos miramientos defensivos que tenía antes (y que enseguida vimos que no le hacían falta) para irse, ahora sí, a por el partido. Abrió el campo en horizontal, puso muchos jugadores en campo contrario y empezó a llegar por las bandas. El Atleti se dejaba querer, pero para mi gusto demasiado. Una cosa es defender juntos fuera del área presionando y robando arriba y otra echarse atrás y despejar el balón para que Diego Costa corra a por ella, que es lo que hizo. Pero probablemente el equipo, después de la paliza contra el Barça, no tenía fuerzas para hacer nada más. Los jugadores levantinos empezaron a creerse que podían marcar y comenzaron a intentarlo. Y llegaron las ocasiones, como en la ida, con el ocaso del encuentro. Y como en la ida también apareció Courtois para, en calidad de cedido, seguir haciendo leyenda en el Club Atlético de Madrid. Sin realmente pasar verdaderos apuros la sensación era la de que el conjunto Che podría marcar en cualquier momento para llevarnos a la prorroga, pero la duda se disipó poco antes del final cuando, otra vez, un córner sacado por Gabi es rematado por Raúl García para poner el 2-0. ¿Rutina?
El Valencia deberá completar esta pesarosa temporada peleando únicamente en la liga por todavía no se sabe qué. No les envidio. Me recuerda tanto al Atleti de hace pocos años que me duele mirar. Por otro lado los de Simeone ya están en cuartos de una de las tres competiciones en las que compite. La diferencia es que cuando ahora hablamos de competir, con el Cholo de por medio, es evidente que hablamos de competir de verdad. Ni un paso atrás. Difícil, todo. Imposible, nada.
Ennio Sotanaz @Enniosotanaz