El Atlético sí que es el Cinema Paradiso

 

cine04¿Qué si el Atleti tiene que ver con el cine? Se inventaron para él el ‘sensurround’, el ‘technicolor’, el ‘Imax’ y hasta el 3D de sala VIP, lo que ahora se lleva para recaudar por unas gafas de más y un asiento tipo banquillo de Fórmula 1 en estadio hortera con calefacción.

Claro que el Atlético es cinéfilo a rabiar, porque cinematográfica no es sólo su leyenda, que lo es como para reeditar ‘La historia interminable’ y David Bowie con melenilla a lo Gerhard Rodax. Lo es en su día a día, sus ’24 horas al límite’ y el hecho de que sus sensaciones destilen un ‘Cocktail’ de ‘Inquietudes’ desde el comienzo, desde el ‘Amanecer zulú’ de ‘El ansia’ que supuso ‘El despertar’ rojiblanco.

En todas, y cada una, de las categorías que las emociones de las obras de la gran pantalla pueden trasladar al espectador se han vivido las diferentes ciclotimias del Atlético, esa noria que acaba de arrasar el Prater de Viena con ‘El tercer hombre’, ese Diego Costa que marca más que Cristiano Ronaldo y Messi, ‘La extraña pareja’. 

Así ha sido en todas estas décadas de bendito ‘Contagio’ a los colores de fuego y pureza que representan el rojo y el blanco más ‘El gran azul’, océano de gratitud de las calzas. Conforman el tridente de Krzysztof Kieslowski ‘Tres colores’: ‘Azul’, ‘Blanco’ y ‘Rojo’, la libertad, la igualdad y la fraternidad de la revolución colchonera de ‘Los gritos del silencio’ entre la dictadura de blancos y azulgrana que imponen sus medios en ‘Primera plana’.

Ya sea comedia, drama, acción, aventura, romance, suspense (de esto, mucho, demasiado), musical (‘Moulin Rouge’), ciencia ficción (sí, todos sabemos de algunos dirigentes de otra galaxia), terror (sobre todo para los que ponen campo en las finales de Copa) y catástrofes (también unas cuantas, por desgracia), el Atlético es una enciclopedia del Séptimo Arte como la que se guardaba tras el ‘Ágora’ de Alejandría.

¿Y qué decir del cine policíaco con esos ladrones de primeros espadas? El Atlético deja a la altura de opereta el ‘Atraco Perfecto’ de Stanley Kubrick o el ‘Atraco a las tres’ de José María Forqué, en este caso a la altura de ensayo de Tarkovsky o Bergman, que opereta ya lo era por sí sola de bien divertida. 

Lo sabe, además, ese tipo de productor ejecutivo (cual ‘Ejecutor’ o ‘El verdugo’) recordados para siempre. Como Aurrestarazu, Emilio Guruceta, Álvarez Margüenda, Michel Vautrot, Urío Velázquez, Mazorra Freire, Daudén Ibáñez, Martin Hansson o Mateu Lahoz , todos con su ‘Matías, juez de linea’ en la banda, por citar tan sólo a unos cuantos sin nada que ver con ‘El árbitro de la elegancia’ y sí con el sanguinario ‘Juez Dredd’ y su prevaricadora interpretación de ‘Yo soy la justicia’.

Porque este nuestro Aleti o Atleti (que una u otra aceptación corresponde a otros resolver  ‘El dilema’ que representa) también está presente en la generación del desencanto de ‘Las verdes praderas’, cuando Alfredo Landa oye por la radio un gol al Madrid, y cuando los protagonistas de ‘Sesión continua’ se van al Vicente Calderón a un Atlético-Sporting de 1984, ambas películas del maestro José Luis Garci, habitual en el estadio que acogió el rodaje de ‘Las Ibéricas F. C.’.

¿Qué si el Atleti tiene que ver con el cine? Pues nuestros últimos presidentes han sido ‘El bueno, el feo y el malo’. Vicente, Jesús y Enrique. Casi nada.

 

Iván Castelló @ivancastello