by Raúl Ávila
No tengo muy claro cuál fue mi primer partido en el Manzanares, por aquel entonces todavía no era Vicente Calderón. Los primeros partidos seguro fueron los del Madrileño que mi padre nos llevaba la matinal del domingo junto a mis dos hermanos y jugábamos en las galerías del estadio con el balón de reglamento junto a mis dos vecinos Javier y Fernando de la avenida del Manzanares y varios rapaces que por allí había. Una de esas mañanas Javier se perdió dentro del estadio y por la megafonía se escuchó. “Se encuentra en la cabina de megafonía un niño que dice llamarse Javier Palomares Bueno rogamos a sus familiares pasen a recogerlo. Su padre furibundo seguidor del Atleti nos insistía en dónde se había metido para no estar con nosotros, mientras sonaba el mensaje por los altavoces.
Divertido era escuchar a nuestra grada aquel: «ea- ea- ea el Mosca se cabrea», aludiendo al equipo del Román Valero. La venta de viseras de cartón en la zona de lateral frente al palco de autoridades, la del “Marca deportivo Marca”, y hay cerveza, coca cola, fanta, copa de coñac…
El primer recuerdo nítido de un partido ya de nuestro primer equipo fue contra el Granada allá por el año 1975 que empezamos perdiendo con un gol encajado en los primeros minutos y que posteriormente acabamos ganando, creo recordar, tres a uno o tres a dos.
Las tardes de partido que entonces eran a las cuatro y media o cinco de la tarde iba los días que me tocaba, nos turnábamos entre mis hermanos, de la mano de mi padre cruzando río con la incertidumbre que llevaba toda la semana conmigo, de si el portero a la entrada con el carnet únicamente de mi padre nos permitiría pasar a los dos. Mi padre empleaba toda clase de argumentos para intentar persuadirle y que pudiéramos por fin acceder y respirar en las últimas filas de la grada de fondo norte todo ese ambiente tan cálido y entrañable. Ya estaba el bombo de la peña Ovejero a pleno rendimiento y una señora al lado bailando mientras mi tía colchonera y mi tío madridista, socio de los dos clubes, filas más arriba en los añorados bancos de madera estaban ya sentados.
Posteriormente mi padre fue haciéndonos socios uno a uno y de forma paulatina y desde entonces seguimos acudiendo los tres, ya sin mi padre y mis tíos que sacaron abono hace ya bastantes años en el tercer anfiteatro.
Recuerdos imborrables muchos como el de mi debut en partido oficial de la Copa de Europa ya con mi carnet 54.726 enfrentándonos al equipo belga del Brujas ganando tres a dos, con dos goles de Marcial y Benegas, que fue insuficiente para pasar a semifinales porque en la ida perdimos dos a cero debutando en aquel partido un jovenzuelo: Miguel Ángel Ruiz.
No obstante, tengo que confesar que siempre he sido un ferviente enamorado del Stadium Metropolitano del cual siento nostalgia aún sin haberlo conocido, inaugurado en 1923 y que coincide además con el día de mi nacimiento. Aquella hondonada natural compuesta por la tribuna, la lateral de socios, la Gradona o jaula y en cuyo recinto se disputó el último partido con una eliminatoria copera contra el Athletic de Bilbao, días después entró la piqueta. Ahora habrá que esperar para conocer cuál será el último enfrentamiento que se celebré en nuestro Estadio Vicente Calderón donde en octubre de 1966 se disputó el primer partido contra el Valencia C.F y cuya construcción fue costeada con el esfuerzo económico de los socios del Club.