by Iván Castelló @ivancastello
El Atlético de Madrid sigue ganando a buen ritmo tanto en Liga como en Champions League, pero su trascendencia queda reservada casi al ámbito de lo privado, de los círculos que tejen la mayoría de sus aficionados en las redes sociales cansados ya del desafecto de los principales medios e instituciones hacia los rojiblancos.
¿Qué tiene el Atleti que nadie le quiere? ¿Por qué entidades y medios de comunicación ningunean al campeón de Liga? ¿Qué es lo que lleva a una afición a consumir información propia antes que ajena?
Será por los desplantes de ni aparecer en portadas de diarios y sus versiones web, introducciones de programas de radio o en telediarios y tertulias deportivas en televisión, uno de los motivos que más ha separado a la hinchada rojiblanca del día a día en los medios.
Hartos de que no se les dé el protagonismo que el equipo sí se gana ampliamente en los terrenos de juego, cansados de ver siempre al mismo equipo y al mismo jugador capitalizarlo todo ahora que en el Barça vienen peor dadas, existe una parte de la afición que desearía otro trato para el Club Atlético de Madrid. Y eso aun sabiendo que no ayuda, tampoco, la gestión de la entidad por parte de Miguel Ángel Gil Marín o Enrique Cerezo, quienes sí se jactan de una muy buena relación con los medios implicados. ¿Por qué, pues, no ponen el grito en el cielo?
Ni siendo campeón
Ni ganando la Liga al Barcelona y al Real Madrid se ha hecho el Atlético con su cuota de afecto en los medios de comunicación ni entidades. Y ello pese a ser el campeón en España y el subcampeón en Europa, unos logros estratosféricos si se compara el potencial de los clubes a los que tuvo que medirse. Pero nada. Ni por esas. El apagón informativo está ahí, del Atleti ni hablamos y qué decir del resto de clubes lejos del bipartidismo.
El antimadridismo es uno de los latiguillos que acompaña a la condición de atlético, ser antimadridista, que no siempre sucede. Y para muchos no hay olvido ni perdón por esta circunstancia cuando al revés igualmente ocurre. Pero cuanto mayor es el silencio hacia las gestas rojiblancas más puede estar creciendo precisamente esta condición anti, en muchos casos que no es sinónimo sino consecuencia del trato recibido. Es como si aumentara la corriente de considerar a muchos medios nacionales que son filo madridistas como anti atléticos. En cualquier caso, los anti distancian.
No dispone de un medio. Es el Atlético, como el Espanyol, un club huérfano de un medio que sustente su idea, maravillosa minoría frente a otros más poderosos con luz y taquígrafos. Es el Atlético un club sin una ideología oficialista detrás que defienda su propuesta alternativa al quedarse escasa la sección rojiblanca de un diario catalán como ‘El Mundo Deportivo’, tremendamente revelador además que sea un medio de allí quien preste mayor atención al Atlético con una edición local.
No cae tan mal. Podría ser un motivo, que el Atlético les caiga mal como rival de nuevo que es, principalmente, del Real Madrid, que vería amenazada su cuota de popularidad convertida en negocio, el fin último por encima del servicio a la sociedad de la información. Este parabien es, según el último informe al respecto del no muy reputado actualmente Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) –julio de 2014-, cuantificable en los siguientes porcentajes: Real Madrid (37,9%), Barcelona (25,4%) y Atlético de Madrid (6,1%), que alcanza el 8,3% una vez ‘cocinado’ por el CIS en cuanto a segunda opción para los aficionados españoles. La tercera vía, pues, existe.
“No consuman”. Ya lo avisó el técnico Cholo Simeone el pasado mes de enero, cuando se veía venir la presión mediática para bajarles del burro en su pretensión de ganar a los grandes: Les pido a los aficionados del Atlético que no consuman, que no escuchen lo que dicen. Nosotros, partido a partido, que así, les digo, somos jodidos”.
Es así como, ante la falta de cariño que percibe el aficionado medio del Atlético, están apareciendo libros independientes y nuevos programas de radio online para que en formato podcast se pueda oír otra actualidad del equipo más la opinión entre gente cercana a sus colores como exjugadores o tuiteros que están ganando posiciones entre la comunidad de colchoneros. Son ellos ahora sus máximos representantes ante la falta de confianza en parte de los contertulios habituales en radios y televisiones, generalmente nada críticos siquiera con Gil Marín ni Cerezo como para arrogarse mayores batallas en defensa de colores como algunos.
En esos lugares es donde se sigue apreciando, por cierto, el ‘periodismo de bufanda’ como un valor y el ser del Atlético suele implicar un desigual “uno contra todos” amén de la inexistencia de un ‘lobby’ rojiblanco como si lo hay de otros.
La casta de los colores. El problema no es sólo económico, que tampoco la gente regala el dinero ni los anunciantes caen en trampas de audiencia. Es endogámico, tan imbricado en la sociedad periodística madrileña que es más fácil llegar militando con el poder, informando en la línea correcta. Esos “ultrillas” que definió con su tinta azul de la memoria Rubén Uría en su blog de Eurosport. Sí, Rubén Uría, amén de simpatizar con el Atlético y no con sus dirigentes, es también uno de los periodistas más brillantes de esta generación.
Liga Florentino Pérez. Los últimos ¿premios? de la LFP de un reconocido seguidor madridista como Javier Tebas dejaron a las claras lo poco que se aprecia el trabajo de un colectivo, el Atlético en este caso, frente al enjambre de estrellas que llena el panal de la audiencia bajo el auspicio de la abeja reina, el presidente del Real Madrid. Ha quedado ya para el recuerdo con esa denominación que la LFP es la Liga de Florentino Pérez. Porque los detalles cuentan. Y aquí no hay puntada sin hilo.
De las ayudas al Barça al Liverpool. Se denunció reiteradamente durante la gloriosa etapa del mejor equipo de fútbol que hayamos visto, sí, el Barça de Pep Guardiola, que sus triunfos llegaban al amparo de conspiraciones federativas, de arbitrajes a favor y hasta de rivales que incluso se dejaban ante los culés. Nada, pues, se oyó, vio o leyó cuando el Madrid de Jose Mourinho, al fin, ganó una Liga con tantos arbitrajes polémicos que se perdió la cuenta. Tampoco cuando el Liverpool juega en el Bernabéu con un once de solteros contra casados. Es la diferencia de rasero y tampoco sería tan difícil contarlo.
Al final la sensación que permanece es que es el color del cristal con el que se mira lo que calienta hasta el hastío a los no creyentes. Amén.