En el merecido homenaje a Pechuga San Román

 

by Jesús Manuel Martínez Caja @jesusmc62

 

140428-SR TartaEl 25 de abril quedará grabado en la memoria de los miembros de Los 50 como el día del cumpleaños del Pechuga San Román. Fue tal la emotividad vivida ayer, antesala del 111 aniversario de la fundación de nuestro querido Club, que será difícil que se borre de nuestros más estimados recuerdos.

Yo no puedo escribir mucho sobre el Pechuga, aunque sepa que tal mote se lo puso Griffa o me acuerde muy bien de sus jerseys azules o por lo general en tonos oscuros (así al menos se veían por la tele) pues cuando él empezó a jugar en el Atleti, tras su etapa murciana, el que suscribe acababa de aterrizar en este mundo, allá por 1962. Parafraseando a mi admirado Luis Sánchez Pollack, “Tip”, yo no puedo decir que naciera antes que los demás, pues  eso sería un embuste además de una inmodestia intolerable, pero si puedo decir que nací como todo el mundo, en Madrid, rojiblanco y en el año en que San Román regresó al Atleti

Una vez le leí a Petón, que castizo viene de casta, se le aplica al que encarna las tradiciones de la calle, es un título difícil de merecer y la Real Academia lo define así: «Dícese de Miguel San Román, guardameta. Flamencón. Atlético como el que lo inventó». O algo muy parecido. Y esa acertadísima definición  pudimos verificarla en vivo y en directo en  el día de ayer. El Pechuga, zamorano de chispa y por ende chispero de traza y raza, aparte de ser “el alma del Atleti” (esto también se lo he copiado a ese crack que si fuera brasileiro se llamaría “Petao”) es un personaje singular, dicharachero, pintón y amigo de sus amigos, orgullosos de tenerle por tal, pues no hay más que escuchar de él a Isacio Calleja o Pepe Navarro, presentes también en el homenaje que le brindó nuestra Peña, para comprobar que es un ser muy querido por toda la familia atlética.


Y se puede decir, además, que San Román es un hombre de suerte, pues no en vano esa temporada de su regreso el Atleti ganó su única Recopa, a la que luego el Pechuga sumó dos ligas (1965-66 y 1969-70) y una Copa (1964-65). Precisamente en el 70 se retiró, luego podemos decir que dijo hola y adiós con dos títulos de tronío en el petate, como los Grandes.

Y como los grandes fue aclamado nada menos que en Bolivia, en un partidazo que jugó allí con el Atleti (1-5) y en el que, al dar nuestra alineación por el megáfono y ser citado  San Román,  la afición puesta en pie le rindió una estruendosa ovación. Ante la sorpresa levantada, más tarde le explicaron en la Embajada, según cuenta el propio Pechuga, que San Román fue un famoso bandolero  boliviano. Un servidor no ha contrastado tal dato, pero como bien expresó el ayer homenajeado “esto sólo le puede pasar a un atlético“, y mucho más si es el Pechuga San Román, cabría añadir.

San Román no jugó ni muchos años ni muchos partidos con el Atleti y, sin embargo, como ayer glosaron tanto Isacio Calleja como Bernardo Salazar, no puede haber nadie que sienta tanto cariño por este Club. Ahí reside su auténtica grandeza y por ello Los 50 le hemos rendido merecido homenaje en una tarde vibrante y emotiva, porque los personajes como él, que rezuma Atleti por los cuatro costados, que ha mantenido en pie, haciendo grupo, a la Agrupación de Veteranos durante años, que lloró desconsolado el adiós de su hermano Zapatones, merecen que se les devuelva todo el cariño y el sentimiento que han repartido en esta vida.

Y lo que le queda. Gracias Porterazo.

¡¡¡Pechuga Pechuga Pechuga  !!!

 

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