Los 50, crónica de un aggiornamento

 

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No estábamos allí pero no nos resulta extraño imaginarnos en la penumbra de un café de nuestra ciudad de siempre. No se nos hace extraño el estrépito de los tranvías, ni el alboroto de los comercios de perra chica, ni el silbato implacable de los serenos. Podríamos haber sido nosotros, custodios de una historia ya entonces eminente, quienes se decidieran a formular las primeras preguntas. Nosotros, Los 50, redivivos del propósito audaz que deshizo el gobierno sombrío que atenazaba al Atlético de Madrid. “Ha llegado el instante”, decían.

Nosotros, los descendientes, retoños de siglo nuevo y de fútbol viejo, insurrectos al conformismo y a la tropelía. Y a la caricia letal de los medios, y a las cuentas de pérdidas sin ganancias, y al fatalismo por bandera, y a las barbas impolutas del vecino. Unidos por la coincidencia feliz de sentirnos atléticos.

Petón, Salazar, colchoneros de buen corazón y de buena memoria, resolvieron refundar la legendaria asociación “Los 50” que en los años 30 congregó a una eminente quinta de aficionados del Atlético de Madrid hastiada ya de los despropósitos del presidente Urquijo. La llamada a una nueva versión de “Los 50” fue calando en otros y otros colchoneros opulentos de identidad y sedientos de historia, un brote de amigos nuevos en el desenfado de la conversación y en la responsabilidad de contribuir a la custodia de un caudal de valores centenarios.

Tiempo de encuentros, de voluntades, de entusiasmos. La propia silueta de “Los 50” se fue forjando en sucesivos encuentros en los que nos descubrimos expectantes y afines. Nos dotamos entonces de un suelo jurídico, fundamos estructuras y designamos responsables, e investidos de una personalidad que englobaba la de cada uno de nosotros entendimos que asomaba el instante de darnos a conocer. Ante los demás atléticos, ante los rectores del denominado Club, ante la muchedumbre que cada día se alimenta de fútbol.

Foto Casa de Vacas01El 25 de abril de 2013, a la orilla del Estanque del Retiro, Los 50 se presentaron en sociedad. La fecha coincidía con el 110 aniversario del nacimiento de nuestra venerada Institución –precisamente un día antes de la que señala el canon oficial- en tanto que la Casa de Vacas fue el lugar escogido para dar a conocer nuestra identidad y nuestro propósito. Y frente a nosotros el calor de un público compuesto de unas 200 personas entre futbolistas veteranos –paradón de Navarro, regate de Adelardo, centro a gol de Ufarte- , periodistas en activo, seguidores naturalmente perpetuos del Atlético de Madrid.

Juan Luis Cano, genio ambulante de Los 50, actuó como maestro de ceremonias. Su verbo ágil e implacable fue dando pie a los sucesivos hitos de la tarde y noche. «Somos una fuerza viva dentro del club y vamos a estar ojo avizor, fiscalizando..», dijo Juan Luis. Su discurso se prolongó en el vídeo que fue proyectado a continuación y en el que bufanda en el cuello y nostalgia en el pecho cada uno de Los 50 bosquejó la horma de su devoción.

Bernardo de Salazar, José Antonio Martín “Petón”, José Luis Capón, y Javier Loinaz, conformaron la mesa en la que se fueron desgranado las razones de ser de la refundada Asociación.

Bernardo, cronista infatigable de la historia atlética por voz y por estirpe y por ende Presidente de Los 50, relató la andadura de la Asociación primigenia y el fundamento de su reedición: «Nos hemos constituido para preservar y dar a conocer a las mayores personas posibles la verdadera historia del Atlético de Madrid. Y para mantener enhiesto y puro el espíritu, los valores y la solera del club». A continuación intervino Petón, uno de los seguidores más honorables del Atlético de Madrid y asimismo componente del estamento directivo de Los 50: «Se trata de una alianza por encima de cualquier tipo de ideología. Quizá alguien supo que con el nacimiento del Atlético de Madrid estaba iluminando nuestras vidas».

Los_Cincuenta_074Capón y Loinaz representaban, respectivamente, el esplendor de las categorías de fútbol y de balonmano. Javier Loinaz recordó el peso del balonmano en la historia rojiblanca y llamó a la supervivencia de la sección, en tanto que José Luis Capón sucumbió a la emoción y tras una defensa fugaz de la cantera lanzó la frase más hermosa de la velada: “Yo nací para vivir y morir en el Atleti”.

Antes del cóctel que se sirvió en los jardines con vistas al mar y al cielo del Retiro se proyectó el cortometraje “Campeones”, obra de los también miembros de Los 50 Pablo y Javier Olivares. En él se recrea una historia de lealtad y de melancolía al socaire de la Liga que el Atleti dejó escapar en la última jornada del Campeonato 70/71. Y de él se desprenden muchos de los valores que ya señalan el rastro de Los 50.

Identidad, propósito de estilo, custodia de la historia y de los méritos que la impregnan, resistencia a toda ignorancia y a toda desmesura, orgullo de no ser menos que nadie. “Derrochando coraje y corazón”, cantamos con clamor endecasílabo a una orilla que abrigaba el Manzanares.  

Han nacido y renacido Los 50. Larga vida.

 

 

Fernando M. Vara de Rey de Irezábal