Los50 @Los50Atleti
Cuando se presentó, por sorpresa, el próximo nuevo escudo del Club Atlético de Madrid, vimos publicados en los medios una serie de gráficos, de los que se deduce que este sería tan sólo uno más, de los múltiples cambios que se han producido a lo largo de la Historia.
Aunque los creadores del futuro nuevo modelo han puesto especial énfasis en la antigüedad del actual que, efectivamente, es más o menos el mismo desde 1917 -aunque la forma no se consolida hasta 1947, con leves modificaciones- nos ha parecido asombroso que el propio Club, tal vez con el afán de restar trascendencia al cambio que propone, haya dado el visto bueno a dichos gráficos, alguno de ellos incluso publicado en su propia página oficial, que no sólo no se ajustan a la realidad, sino que han sido elaborados por fuentes externas, como se desprende del mensaje insertado en alguna que otra web, donde se presume de haber sido “la fuente” utilizada.
Esta Asociación ya se manifestó, tanto sobre el nombre del nuevo Estadio como respecto al futuro escudo en base a la pluralidad, que es precisamente uno de nuestros rasgos identitarios y por lo tanto, no tratamos de defender un argumento a favor o en contra del nuevo modelo propuesto, sino de situarlo correctamente en la Historia y en la evolución real que ha tenido nuestro escudo.
Si los responsables del Club no deseaban investigar en sus propios archivos, lo que carece de dificultad como demostramos, sobre todo porque existe una obra como la “Enciclopedia de la Historia del Club Atlético de Madrid”, editada por el Diario As, de la que es autor nuestro presidente de Honor, don Bernardo de Salazar y Acha; nos causa verdadero estupor que se hayan limitado a reproducir imágenes obtenidas de fuentes ajenas por completo al mundo atlético, sin contrastar, o bien hayan mantenido tal actitud, insistimos, con el fin tratar de convertir, el hecho de “cambiar de escudo cada poco tiempo”, en una especie de “costumbre muy nuestra”.
Y nada más lejos de la realidad. Puede gustar e incluso entusiasmar el nuevo logotipo. También puede causar un rechazo total. Lo que sin embargo resulta inaceptable, desde cualquier punto de vista y con un mínimo de amor al Club y respeto por nuestra historia, es convertir cuatro escudos en once, e incluso en diecinueve.
De esta forma, el primer escudo, adoptado en nuestra fundación en 1903, coincide exactamente con el del Athletic Club, de Bilbao: son las iniciales, rodeadas por un círculo blanco y un cinturón azul.
Hemos podido ver ocasionalmente, dichas iniciales, utilizando en exclusiva los colores azul y blanco, coincidiendo con los colores de nuestra camiseta en aquellos años y, por lo tanto, con las iniciales plasmadas sobre fondo azul. Sin embargo, en el escudo oficial, las iniciales figuraban sobre un balón de los que se utilizaban entonces, en color marrón. De hecho, cuando nuestro Athletic Club aprueba su reglamento, el 15 de noviembre de 1906, se utiliza en el membrete dicho fondo marrón.
Como sabemos, en 1910 se produjo el legendario viaje a Inglaterra de Juan Elorduy, futbolista e ingeniero bilbaíno que jugó en ambos equipos, a quien se encomendó la misión de comprar camisetas blanquiazules del Blackburn Rovers F.C., cuyos colores habían adoptado ambos Athletic Club, dado el deterioro de las que utilizaban pero, como no había conseguido, y no quería volver a Bilbao sin nada, adquirió cincuenta camisetas cuando estaba a punto de embarcar, en el puerto de Southampton, con los colores rojiblancos del Club de la ciudad que, por cierto, durante aquellos días celebraba que el mayor transatlántico jamás construido, el Titanic, partiría en su primer viaje de su puerto, por lo que las banderas rojiblancas inundaban balcones y calles.
Elorduy entregó veinticinco de esas camisetas en Bilbao y, las otras veinticinco, las llevó a Madrid, con gran éxito en ambos casos, por lo que los dos clubes adoptaron los colores rojiblancos, que nuestro equipo estrenó el 22 de enero de 1911. Hay que recordar que, durante aquellos años, no se estilaba el escudo bordado en la camiseta y, aunque se utilizó en algunos documentos, como por ejemplo en carnets de socio, una sencilla y por supuesto preciosa bandera roja y blanca ondeante, transcurrieron algunos años hasta que, en 1917, nació la primera versión de nuestro escudo propio, ya diferenciado del Club de Bilbao, con la introducción de la osa y el madroño, símbolos de la Villa y Corte de Madrid, sobre césped verde y, sobre fondo azul con forma de escuadra, las siete estrellas de cinco puntas de la constelación de la Osa Mayor, que igualmente figuran, tanto en el escudo de la Ciudad de Madrid, como muy posteriormente en la bandera de la Comunidad.
Este escudo, con algunas variantes como el número de rayas rojiblancas, o las formas del marco, al principio con líneas más redondeadas, luego rectas, permanece vigente hasta que, en octubre de 1939, de nuestra fusión con el Aviación Nacional, nace el Athletic Aviación Club de Madrid -Club Atlético de Aviación desde 1941- que adopta nuestros colores rojiblancos con pantalón azul y, como escudo, en el emblema de Aviación, corona incluida, se introduce el del Athletic en el centro, si bien no tiene especial relevancia el número de rayas rojiblancas, pues por ejemplo existen documentos oficiales en los que figuran hasta siete líneas rojas en el escudo del membrete, mientras sólo figuran cuatro en el sello oficial.
En 1947, el Ministerio del Aire decide poner fin a su intervención, nos convertimos en el Club Atlético de Madrid, y recuperamos nuestro escudo, en la versión que ya figuraba enmarcada con las alas de Aviación; eso es, con cuatro rayas rojas y cuatro rayas blancas, que ha permanecido invariable hasta ahora, con alguna leve modificación como la base del marco, el grosor de las rayas, el tono del azul, el del verde del madroño, la paulatina eliminación del marrón del tronco del árbol o la introducción de un leve filo externo dorado en algunas reproducciones, que a finales de los años ochenta se convirtió en un borde externo de color amarillo.
Cuando celebramos nuestro Centenario, el 26 de abril de 2003, fueron estos cuatro escudos los que ondearon en las gradas del Vicente Calderón y esa realidad, que tuvimos tan clara entonces, deberíamos tenerla igual de nítida a día de hoy, figure lo que figure en los gráficos que se reproducen urbi et orbi, que a nosotros nos entristecen, porque nuestra historia es muy bonita, merece muchísimo más que respeto, y desde luego no que se la tomen tan a la ligera.
Lamentablemente, en defecto de una actuación más personal, directa y contundente por parte del Club, debemos ser los aficionados quienes defendamos nuestros símbolos y valores, dado que los medios también se han limitado a reproducir sin más las falsas imágenes.
Consideramos legítimo amar, odiar, aceptar levemente o rechazar una novedad de este calibre pero, por favor, que sea con fundamento.