by Ennio Sotanaz @Enniosotanaz
At. Madrid 1 – Málaga 1

En lo deportivo el partido fue una especie de borrón. Un encuentro con las mismas hechuras de los últimos partidos de Atleti. Malos. Muy malos, de hecho, pero con el añadido de la tensión y la presión del momento. El Málaga apagó enseguida la euforia de la grada a base de pausar el tempo y ralentizar el juego. El Atleti se dejó llevar y la grada con ellos. Demasiado nervio flotando. Villa pudo cambiar el curso de la historia llegando solo a la portería para abrir el marcador pero su disparo, otra vez, se estrelló en el larguero. A partir de ahí el equipo desapareció. El Málaga se encerró atrás sin demasiado esfuerzo y el Atleti se perdió dando pelotazos en vertical, a diestro y siniestro. Creo que Simeone se equivocó alineando a Villa y Raúl García juntos. Hizo que jugásemos sin delanteros. El equipo puede sobrellevar tener a uno de los dos en el campo pero los dos a la vez me parece demasiada ventaja para el rival. Villa no está. Nunca ha estado, de hecho. Trabaja, corre, da lo que tiene y está comprometido con el equipo pero no se ha ido de nadie en toda la temporada. No es un jugador que marque la diferencia. Ya no. Raúl García es uno de los mejores rematadores de la liga pero no es delantero y su capacidad de combinación con los pies es muy escasa, lo que obliga a que el equipo juegue siempre en vertical, por alto generalmente, saltándose la línea de creación. Con Costa es muy aprovechable para segundas jugadas. Con Villa no lo es, porque no hay segundas jugadas. Pero sería absurdo e injusto buscar culpables. No tengo un solo pero a ni uno solo de los jugadores del actual Atlético de Madrid. Más allá de críticas puntuales, estoy a muerte con todos y cada uno de ellos.
La primera parte pasó sin pena ni gloria y así siguió la segunda, aderezada además con cambios en el Atleti que jamás entenderé. Quitar a Koke y Arda debería estar prohibido. Igual que debería estar prohibido tener a Diego en el banquillo, pero es lo que tenemos. Mediado el segundo tiempo apareció un fallo en cadena del frente belga del equipo, Alderweirdeld y Courtois, que provocó el drama en el Calderón. El Málaga se adelantaba en el Calderón. Se escapaba la liga. Simone reclamó al calor de una grada que estaba muerta y esta respondió con tibieza. La misma tibieza que mostró el equipo en la reacción, aupándose mucho más en el corazón que en el juego. Pero llegó el empate. A balón parado, por supuesto, con remate de cabeza del mismo central belga de nombre impronunciable que la había pifiado poco antes. Faltaban 20 minutos y un más gol nos daba la liga (porque Barça y Elche no parecían muy dispuestos a meterse gol en Alicante) pero no ocurrió así. El guión era perfecto y todo el mundo lo conocía pero nadie fue capaz de interpretarlo. Empate a 1-1.
A jugarse la liga dentro de 6 días en Barcelona. Y a ganarla, qué coño. No queda otra.