¿Papá, por qué no hay ninguno del Atleti? Mi primer partido en el Calderón

 

Iván Castelló @ivancastello

 

20Aproximarse al estadio Vicente Calderón nunca fue fácil en día de partido. Aparcar cerca se le ha negado a la gente del Atlético y no tanto a otros. Que si la M-30, han dicho siempre. Situemos la escena entonces como un sueño de una noche del verano de 1974 a punto de verse cumplido. El niño Iván, ya fan del fútbol por esas impactantes portadas del AS color del Grupo Semana y por el Mundial de ese año que acaba de tragarse por influencia de su tío Elías, sabe que ir al templo atlético le cambiará la vida. No lo intuye. Lo sabe. Así que, al fin y sorteando las incomodidades, ha conseguido que su padre lo acerque al que será su otro hogar, el fútbol, para los restos. Y eso pese a que la influencia directa le hablaba de algo que entenderá más adelante pero no en ese momento, que si el opio del pueblo era el balompié según la óptica de luchadores por la libertad contra el franquismo como lo fue su padre.

El partido elegido, igualmente, determinará su otra pasión dentro de lo balompédico, que ya es religión. Es lo internacional, el fútbol con otras miras más allá de la dictadura de lo local, de la estrechez de miras de lo cercano. Esa vocación de viajar por el mundo fantasioso del fútbol, cual Julio Verne sin moverse de París, lo consiguió realmente el autor por los cinco continentes, en viajes a cualquier lugar de adoración de lo redondo con la imaginación, primero; con el poder del pasaporte, después; y por Internet, finalmente, que también lo ha logrado con la soltura de pionero de la red que es. Así que todo parecía perfecto en aquél verano del 74, como el Ujpest Dosza de Budapest-Estrella Roja de Belgrado en el Calderón, partido elegido por el azar de la vida de las personas como bautismo de fuego amigo. Entonces, el protagonismo quedó para esa traumática irrupción sin avisar del color que supone entrar por vez primera a un estadio para el ojo humano, más aún en vidas en blanco y negro a través del único canal de televisión de la época, la 1 del estado. Esas camisetas rojiblancas de los yugoslavos en contraste con el morado chillón de los húngaros, todos envueltos por el manto verde de nuestros desvelos, la alfombra en la que bailamos con los lobos del balompié, fue la pérdida de la virginidad para el autor, su primer partido en directo, el comienzo de todo al quedar al albur de los colores del Atlético, una forma de vida como lo fue ‘A way of life’ para los mods ver la película ‘Quadrophenia’.