Tetuán a rayas. El madroño se volvió palmera

Francisco José Estévez Hernández

Crónica del coloquio sobre el Atlético de Tetuán

 

150418-20150409_200914Quienes formamos parte de la Asociación Rojiblanca Los 50 decimos gran parte de lo que somos, simplemente con mencionar nuestro nombre: somos cincuenta, llevamos con orgullo los colores rojiblancos del Atlético de Madrid y nos hemos asociado para compartir nuestra pasión.

También está en nuestra denominación, pero hay que explicarlo un poco más, que hace más de ochenta años, el 25 de octubre de 1930, un grupo de atléticos decidió crear una peña a la que denominaron “Los 50” y que nosotros, que como ellos tenemos en común la amistad, la independencia y un enfermizo amor por los colores de nuestro Club    —entonces denominado “Athlétic Club de Madrid”— somos deudores de esa misma filosofía, que es “mantener enhiesto y puro el espíritu y la ‘solera’ del club”, como relata Manuel Rosón, en la que probablemente sea la primera historia escrita del Atlético de Madrid, en 1940.

Lo que no aparece en nuestra denominación, y de hecho era muy difícil de prever en el momento en que iniciamos nuestra andadura, es que podríamos encontrarnos  con personas tan fantásticas como quienes nos han hecho rememorar la historia de un Club hermano.

El Club Atlético Tetuán fue fundado en 1.933 por un grupo de españoles, durante en la época del Protectorado, al mando de los cuales estaba D. Fernando Fuertes de Villavicencio, que había sido jugador del Atlético de Madrid y, apoyado por varios compañeros,  logró imponer su criterio de que el equipo debía vestir sus mismos y gloriosos colores: camiseta roja y blanca, pantalón azul, medias rojas.

Fue un hito histórico, no menos para la ciudad de Tetuán que para el Club, el ascenso a la Primera División española y aquella Temporada 1951-52 en la que jugaron todos los grandes nacionales, Atlético de Madrid y también Real Madrid y Barcelona, por el Estadio de Varela.

La independencia de Marruecos supuso el fin de este Club, en 1956, pero fue por poco tiempo; unos años después, los aficionados que permanecieron en la ciudad, consiguieron inscribir un nuevo Club en la Federación Marroquí, en 1961, con la denominación de Moghreb Atlético Tetuán.

Dicho Club marroquí, como nos ha recordado su actual Presidente, Sr. Abdelmalek Abroune en un cariñoso mensaje que ha tenido la gentileza de enviarnos es, y ostenta el orgullo de ser, sucesor natural del Atlético de Tetuán. 

Mensaje del Sr. Abdelmalek Abroune (pulsar «play» para escuchar)

 

Para hablar de todo esto, Los 50 hemos podido organizar, gracias a la iniciativa y excelente acogida de la madrileña Junta de Distrito de Tetuán, y a la decisiva implicación de la Asociación La Medina y el Centro Sefarad Israel, una memorable Jornada en el Centro Cultural Eduardo Úrculo en la cual, bajo el título “Tetuán a Rayas, el Madroño se volvió Palmera – Coloquio sobre el Atlético de Tetuán”, tuvimos el honor de debatir con D. Esteban Alarcón, ceutí de nacimiento y jugador del Atlético Tetuán durante cinco temporadas, incluyendo la histórica en Primera División; con D. Francisco Trujillo, representante de la Asociación La Medina y D. Pinhas Bendahan, sefardí originario de Tetuán, en nombre del Centro Sefarad.

150418-Atlético Tetuán. Los50 mesaNuestro Presidente, D. Luis Fuentes, presentó a Alarcón como el verdadero precedente de Beckenbauer y, aludiendo a su gran planta y excelente aspecto, subrayó que “está para jugar el miércoles”, exagerando en ambos casos sólo un poco pues, como D. Esteban se encargó de contarnos, él fue uno de los primeros defensas centrales que se recuerdan, en nuestro fútbol, que acostumbraba a sacar el balón controlado y rivalizaba con los delanteros en calidad técnica.

Tras proclamar orgullosamente que es “atlético de toda la vida”, reconoció que no haber podido fichar por el Atlético de Madrid, por culpa del derecho de retención existente en aquellos años “cuando ya estaba todo hecho”, significó la espina clavada de su carrera, pues le hubiera supuesto defender nuestro escudo y, además, haber formado parte de la Selección Española, ya que “si otros muchos peores estuvieron allí años … yo habría podido jugar lo menos 40 partidos”, pese a lo cual recordaba como si hubieran sucedido ayer, sus duelos con Di Stéfano, que le llamaba “el flaquito” y acabó siendo gran amigo, con Kubala, quien le llegó a anunciar su inminente fichaje por el Barça que nunca llegó a producirse o con Mendonça, una de las grandes figuras del Atleti en los años cincuenta y sesenta.

Tras abandonar el Atl. Tetuán, Alarcón jugó en el Real Jaén (“que no volvió a jugar en Primera desde que yo me fui”) y en el Real Oviedo, donde jugó con grandes figuras, con las que logró el ascenso a Primera y permaneció allí durante las siguientes cuatro temporadas.

150418-At Tetuan Libro 2Sin embargo, pocas figuras, Di Stéfano, Kubala y Mendonça incluidas, llegaban en su opinión al nivel futbolístico de Chicha, la gran estrella del Atlético Tetuán, “mejor que Messi”, pero con el decisivo defecto de ser un amante irredento de las juergas y de los espirituosos, que le llevaban a desaparecer del mapa durante días, obligándoles a ir constantemente a buscarle al barrio más recóndito de la ciudad, donde perdía la noción, tanto del tiempo como de litros de licor.

Vivir en Tetuán y jugar en Primera División, les obligaba a viajar constantemente en avión y, en aquellos años Cincuenta, eso significaba horas, y más horas, de viajes interminables.

– ¿Y cómo aguantaban, y podían jugar después? —le preguntó un asistente—

– Nosotros lo aguantábamos todo —respondió el elegante central ceutí— porque en aquella época no había ni siquiera cambios en los partidos, ni viajábamos con médico, ni masajista, ni nada.

Paco Trujillo recordó de forma entusiasta lo que fue el Tetuán de aquella época, su espíritu de acogida para todos, la perfecta convivencia que se producía entre las distintas culturas y religiones, de manera natural, y cómo se adaptaban las fiestas españolas en la ciudad, incluyendo las Fallas.

Tras reconocer el deterioro que sufrió la ciudad durante muchos años, tras el fin del Protectorado, aunque ese hecho les llevó a sumergirse aún más en la cultura y las costumbres marroquíes, especialmente en una cocina que calificó como “una de las mejores del Mediterráneo”, Don Paco subrayó, con su perenne sonrisa, que el Marruecos actual es un país emergente y que Tetuán está recuperando el brillo de antaño, incluyendo una red de autopistas extraordinaria.

“Pero aquél Tetuán ya no existe y creo que nunca volverá”, repuso el Sr. Bendahan quien, desde la óptica de la comunidad sefardí, compartió la añoranza de Don Paco por aquellos tiempos de feliz y pacífica convivencia durante el Protectorado y recordó cómo el Atlético de Tetuán, incluso para quienes como él no eran aficionados al fútbol, fue un elemento importante que compartían todos, subrayando los presentes el acontecimiento que supuso su ascenso a Primera, y cómo se vivió aquella Temporada, en la que todos querían ser socios.

150418-Atlético Tetuán. Los50 Alarcon 1No todo fue felicidad, de todas formas. D. Esteban Alarcón dijo haber vivido “sus mejores y sus peores años” en Tetuán y los Sres. Bendahan y Trujillo compartieron sus recuerdos de cuando surgió el Alzamiento militar y el ejército republicano, dando por hechos los rumores que situaban al General Franco en la ciudad, desde donde se dijo que partiría hacia la península, llegó a bombardearla.

La pasión por Tetuán nos hizo a todos un poco un poco tetuanís. Como recordó una asistente, “si Tánger fue la París del Norte de África –como había dicho D. Francisco Trujillo- Tetuán era el Jerusalem, como símbolo de espíritu y de convivencia”.

Lo sabemos porque nos lo ha dicho su actual Presidente: aquél Atlético Tetuán no ha muerto y, el actual Moghreb Atlético Tetuán, que por cierto ha sido dos veces Campeón de Liga y ha disputado el Mundialito de Clubes, se considera su legítimo heredero.

“Somos el mismo Club, en tiempos diferentes”, dicho sea con sus propias palabras.

Hemos compartido unas horas estupendas y, entre saludos y abrazos, dejamos finalmente sellados, como uno sólo, los colores rojiblancos … Que ya no serán jamás lo único que compartimos.