Álvaro Serrano @alvareison
Ser de Los 50 es un privilegio del que tenemos que sentirnos orgullosos todos los que formamos parte de esta asociación, que sólo tiene su razón de ser en la defensa y difusión de los valores y la historia del Club Atlético de Madrid.
Como dice nuestro amigo Carlos Treviño, los Atléticos tomamos la vida a tragos. Lo que ocurre es que, en ocasiones, cuando sabemos que estamos ante algún momento inolvidable, nos gusta saborearlo y beberlo a sorbitos, para que nos duren más, y dejen regusto en el paladar.
El pasado viernes 29 de marzo de 2019, en la comida mensual de la Asociación Los 50 y en nuestro templo rojiblanco Casa Méndez, saboreamos unos sorbos de historia de Atlético, ésa que es nuestro motivo de existir, retrasando llegar a la última gota, porque cada pequeño momento de aquella tarde fue mágico. Como degustar una botella de buen vino, dándole a la cata su tiempo, y disfrutándola con todos los sentidos.
Historias de todos los colores y sabores. Porque unimos varios mundos del Atlético, momentos memorables. Hicimos un “coupage” para unir el universo del futbol y el balonmano. Con figuras a los que consideramos amigos, y por supuesto Leyendas.
La historia del Atlético de Madrid no se concibe, no existe, sin la sección de balonmano. Esa que desgraciadamente no tiene a día de hoy ninguna placa en la explanada de las Leyendas, pero que sin embargo dio a la institución innumerables títulos. Debemos tener siempre en cuenta las sabias y sentidas palabras de D. Juan de Dios Román, que tiene el calificativo en su primer apellido. “He sido mejor profesor que entrenador”, habiéndolo sido todo como esto último. Esperamos que nos siga dando lecciones mucho tiempo. La que nos dio el otro día fue, entre otras, su cariño por el Club que tanto amamos, y su gran humanidad. Un maestro entre nosotros.
Juande no metía los goles. Los hacían otros, que llevan el orgullo Atlético por delante. Un equipo campeón, glorioso en aquellas décadas de los setenta y los ochenta. Decía Manuel Novales recordando aquel equipo épico: “No pudo con nosotros ni el Barcelona de Wunderlich”. Y Cecilio Alonso, el mejor jugador español de todos los tiempos lo remarcaba: “Con esta camiseta, se sale siempre a ganar”. Ejemplos de una plantilla que marcó una época para este deporte, para nuestro Club y para la selección española.
Decía el mayor caballero y señor del balompié que “en el fútbol, como en la vida, hay que ser educado con todos”. Jose Eulogio Gárate al marcar un gol no necesitaba de los aspavientos de hoy en día, de los besos a la grada, de señalarse el dorsal. Nada más lejos de la ostentación ególatra de los tiempos modernos. Llegó al Atleti “con el pensamiento de ser suplente y ver a mis ídolos”. Y lo dice el que, sin duda, puede ser para muchos el mayor ídolo de la historia, y desde luego de tantos niños que hoy somos cincuentones. Una lección de modestia, educación y amistad. Qué gran honor tenerle a nuestro lado.
En esa mezcla de estímulos y sabores, no faltó un Gran Reserva; ese veterano que acumula el conocimiento y el sentimiento. El nexo de unión de dos mundos paralelos de nuestra historia. Alguien que dice que “Yo tengo mi familia y después el Atlético de Madrid”, es uno de los nuestros, para la eternidad. Nuestro gran amigo Carlos Peña, que se jugó más de una vez el bigote por las canchas de España como delegado de balonmano, y que abrió y cerró el Calderón, compartió por segunda vez un rato con nosotros. Y vendrá siempre que quiera. Porque el Atleti, es él.
Y apurando la última gota de historia, volvimos a casa con el regusto de haber vivido, una vez más, una tarde para recordar.