Una fotografía de leyenda (en eterna memoria de Robi)

 

Francisco José Estévez Hernández.

 

Si cerramos los ojos y pensamos en aquél 15 de mayo, San Isidro de 1977, día legendario en la Historia del Club Atlético de Madrid, cuando nos proclamamos Campeones de Liga en casa del eterno rival; creo que enseguida vemos en nuestra memoria aquella foto en la que Robi, que fue titular en aquél partido pero había sido sustituido por Eusebio, salta desde el banquillo del Bernabéu con euforia, junto a Bermejo, Ángel Vilda (padre) y el resto de jugadores que lo ocupaban en esos momentos, celebrando el Título recién conquistado.

Valentín Jorge Sánchez «Robi» había llegado como refuerzo de esa misma temporada, junto a Rubén Cano y los canteranos Sierra y Torán; después de triunfar en el mejor equipo de la historia de la añorada U.D. Salamanca, desde el que había llegado a la Selección Nacional olímpica e incluso, sin llegar a debutar, a la Selección A que comandaba entonces Kubala.

Granadino de nacimiento, fue canterano del Real Madrid, coincidiendo con García Remón, Planelles o Del Bosque y, como suele suceder en estos casos, cuando comenzó a destacar inició una serie de cesiones a otros equipos, hasta que hizo diana al llegar a la U.D. Salamanca, por aquellos entonces en 3ª División, y formó parte de un equipo legendario de dicho club, bajo las órdenes de alguien que recordamos con tanto cariño los de la orilla del Manzanares: José Luis García Traid.

En el periodo 1972-76 Robi, ya desvinculado de la casa blanca, fue fundamental en el equipo que logró ascender sucesivamente de 3ª a 1ª División, y luego mantenerse, junto a figuras de la talla de dos jugadores con quienes luego coincidiría en el Atleti, Aguinaga y Juanjo, además de los D’Alessandro, Enrique, Rezza, Ameijenda, Sánchez Barrios, Rial …

Robi, como su compañero de promoción Rubén Cano, triunfó desde el primer momento y fue titular del equipo que conquistó la Liga al primer intento, la 1976-77, bajo las órdenes de Luis Aragonés, y compartiendo línea media con leyendas de la talla de Leivinha, Leal, Alberto, Salcedo, Bermejo… convirtiéndose en uno más de aquel equipo Campeón.

Permaneció hasta finales de la 1980-81, temporada en la que se reencontró con García Traid y estuvo a punto de conquistar su segunda Liga, aunque las lesiones le habían ido perjudicando y apartando progresivamente de la primerísima línea. Disputó 109 partidos con la rojiblanca, y está inmortalizado en nuestro Paseo de los Centenarios.

Junto a las grandísimas estrellas, las leyendas, los referentes que todos recordamos cuando nos situamos en cada etapa histórica, están los jugadores de equipo, tan fundamentales o más en cada éxito, y uno de ellos fue Robi, que se nos ha ido demasiado pronto al Tercer Anfiteatro, con sólo 72 años de edad y a quien el Club recuerda así: «Procedente del Salamanca, siempre fue catalogado como un medio centro todoterreno gracias a su polivalencia y a su técnica, que le permitieron ocupar la demarcación de un Adelardo que se había retirado de los terrenos de juego justo antes de la llegada de Robi a nuestro club».

Es justo recordarle como uno de los nuestros, y como un jugador fundamental en la conquista de una Liga, que debieron ser dos, inmortalizado para siempre en esa fotografía de leyenda, celebrando su inmensa alegría con la camiseta rojiblanca, durante aquél día de San Isidro, cuando campeonamos en el Bernabéu.

 

Francisco José Estévez Hernández es Secretario de la Asociación Peña Rojiblanca Los 50.