José Luis Acha
A las 5.15 a. m. del miércoles 16 de Octubre, unas bufandas con el escudo de Los 50 entraban por la puerta de la T1 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
¿Qué hacían allí unos locos aficionados a esas horas? Esperar a una de las grandes leyendas del Club Atlético de Madrid y máximo exponente de esa frase que todo lo dice: Coraje y Corazón.
Esa gran leyenda no era ni más ni menos que D. Jorge Bernardo Griffa Monferoni. A las 6.45 aparecía por la puerta de esa T1 acompañado de su hijo Jorge. Hacía 16 años que no venía a España y el primer contacto entre Griffa y Los 50 denotaba absoluta emoción y respeto.
A esas tempranas horas de la mañana no quedaba más remedio que ir al hotel a descansar después de un vuelo de más de 12 horas. Lo que para unos era su desayuno para otros era la hora previa para dormir. Y durante ese desayuno/cena llegó la primera anécdota. “Después del Atleti me fui a jugar al Español” decía Griffa. No estaba previsto porque había pasado una hepatitis y el club rojiblanco no me había renovado. Volvía a Argentina vía Barcelona donde cogía el barco de regreso cuando el Presidente del Español me contactó y me dijo que quería que jugara en el equipo si estaba recuperado. Me hicieron unos análisis que demostraban que era así y la temporada siguiente seguía jugando en España. No había misterio alguno como muchos pensaron.
Después del merecido descanso los Griffa decidieron salir a dar una vuelta y recorrer los alrededores del hotel situado en los aledaños del antiguo estadio Metropolitano. Visita obligada era a la casa donde se ubicaba la mítica pensión de doña Sofi en el pasado. A Jorge Griffa se le cayeron las lágrimas. Cuantos recuerdos, cuantas anécdotas, cuántos momentos vividos entre sus paredes. “Si perdíamos no salíamos en toda la semana del enfado que teníamos” decía Griffa. Y no sin sorna añadía: “exactamente lo mismo que ocurre ahora”.
Llegada la noche, un Atlético de pro (mejor dicho su familia porque el ya no puede asistir a estos eventos) lo recibía en la Cava Baja. Esteban fue testigo de su segunda anécdota del día. “Yo no entendía que fuéramos a jugar fuera y diera igual perder”, expresaba Griffa. “Eso no entraba en mi lenguaje, en mi forma de ver la vida, en mi forma de afrontar los partidos. Así que hubo que ir metiendo con martillo en la mente de los compañeros que se debía salir a todos los campos a ganar. Que eso de ganar en casa y perder fuera se tenía que acabar. Que quien ganara al Atleti tenía que sufrir y pelear hasta la extenuación”. El equipo iba cambiando su mentalidad y se acabó no dando un partido por perdido. Luis Aragonés dijo en su momento “Griffa nos enseñó a ganar”. Cada momento que pasábamos con Griffa, a sus 85 años, transmitía esa misma idea como principio en la vida.
Al día siguiente llegó la tan esperada conferencia en el Centro Cultural Galileo. 175 butacas llenas a rebosar, gente de pie en los laterales del salón de actos, preguntas del público que parecían no acabar. Griffa asumió en ese momento que su visita y viaje organizado por Los 50 representaba mucho para los aficionados rojiblancos. Tanto para los que le habían visto jugar como para los que solo habían oído hablar de él.
Pero antes de empezar esa conferencia había una sorpresa preparada. Después de la rueda de prensa y en una sala especial le estaban esperando sus compañeros de fatigas, aquellos a los que no veía al menos desde hace 16 años. Gárate, Mendonça, Ufarte, Rodri, Adelardo ….. todos se fueron abrazando al jefe de la defensa como si de otro partido se tratase. No había balón por medio, solo amistad y compañerismo.
Y durante la conferencia, moderada por Iván Castelló y Luis Álvarez, y con el agradecimiento a RTVE por la cesión de las imágenes de Conexión Vintage de Paco Grande, surgió la anécdota más comentada de estos días. “Fuimos a jugar a Bilbao, que tenía un grandísimo equipo, y al acabar el partido, retirándome a los vestuarios, les enseñe el escudo a los aficionados del Athletic que se encontraban en las gradas decía Griffa. La que se organizó fue fenomenal, la policía me detuvo y me llevó al cuartel y solo pude volver a Madrid al día siguiente en el coche que gentilmente el entrenador del equipo me había dejado. Nunca pensé que se iba a montar la que se montó”.
Ya de vuelta en Madrid, el General Fuertes de Villavicencio, uno de los Jefes de la casa de Franco y antiguo jugador y directivo del Atlético de Madrid, le llamó y le dijo que Franco quería verle. Allí fue al día siguiente y le introdujeron en una sala inmensa con una persona al fondo. De repente esa persona se levantó y yendo hacia Griffa le dijo: “¿Así que usted es Griffa? Menuda la que me ha organizado en Bilbao”. Yo le contesté que lo sentía, que no pensaba que fuera a pasar algo así” a lo que Franco le respondió “¿Sabe usted? Los vascos se consideran los más altos, los más fuertes, los más guapos, pero les manda un gallego bajito como yo.”
Como colofón a esa conferencia Los 50 regalaron a Jorge Griffa la foto donde abrazaba a toda la afición como agradecimiento el día de su partido homenaje. Ya no era en blanco y negro sino que había sido coloreada.
El viernes por la mañana Juanma Alamo, Miguel Angel Peris, y Javi Gomara le entrevistaron durante una hora en el programa Maneras de Vivir. Fue un espectáculo ver como fue contestando a cada una de las preguntas, como fue contando detalles de sus años en el equipo, sus vivencias, su mentalidad, sus amistades. Expuso que cuando Los 50 le propusieron el viaje, tuvo sus dudas por la cantidad de compromisos que tenía en Argentina pero que lo que estaba viviendo era una absoluta maravilla y nunca lo hubiera pensado.
Acabada la entrevista Jorge Griffa se unió a la comida mensual de Los 50. Fue una comida entre amigos, con algunos de sus compañeros también invitados, llena de anécdotas, cotilleos, ocurrencias de la época, situaciones especiales y el momento cumbre de por qué no jugó la final de Copa contra el Madrid. Decía Griffa que, en el partido de semifinales contra el Elche, un jugador contario le puso un plantillazo con mala idea. Y que a la siguiente, sin pensar en que había una final posterior, le arreó un mamporro en la boca por lo que el árbitro le expulsó y le cayó la correspondiente sanción. Pero que tuvo la inmensa suerte de jugar la siguiente final de copa al año ganando de nuevo al Real Madrid.
Fue el sábado el día de la consagración de Jorge Griffa con la afición del Atlético de Madrid. Asistió, invitado por el club, al partido Atlético de Madrid-Valencia. Mientras paseaba por los exteriores del nuevo Metropolitano infinidad de aficionados (jóvenes y no tan jóvenes) le reconocieron y se hacían fotos con él. Reconocía Jorge Griffa que nunca hubiera creído que después de más de 50 años de haber dejado el club, el aficionado se acordaría de quién era. Decía Griffa que cuando bajó al césped nunca hubiera pensado llevarse una ovación de ese porte y ese reconocimiento de los Atléticos. Fue la guinda del pastel que el nunca había soñado. Ver a su Atleti de nuevo en directo y ser reconocido por gente que no había ni siquiera nacido cuando el jugaba.
Pasó Jorge Griffa sus últimos días en Madrid recordando aquellos sitios cercanos a la capital donde iba a comer en su día de descanso, siendo recibido por el club y teniendo una cena que debió de ser muy especial para él. Las Leyendas, representadas por Roberto Solozábal su Presidente, le organizaron un recibimiento en petit comité donde seguramente sus amigos y compañeros recordaron situaciones que solo ellos conocen y que deben de quedar ahí. No hubo ningún “intruso” y seguro que los Griffa (padre e hijo) revivieron momentos que unos días antes no existían en sus mentes. Y le dio tiempo a volver al palco de honor del Metropolitano, para ver la victoria del Atlético en Champions frente al Bayer Leverkusen y compartir con algunos de nosotros las impresiones posteriores en “La Gradona”, sentado bajo una foto inmensa de ese antiguo y mítico estadio donde vivió sus mejores momentos como futbolista. Todo un símbolo para la despedida.
Gracias Jorge Bernardo Griffa Monferoni por todo lo que le diste al Atleti, por todo lo que nos has dado y enseñado estos días a Los 50 y que cuando se hable de Coraje y Corazón seas el exponente que vengas a la mente.